Era el mismo escenario que el del jueves, pero el césped fue un tablero blanco y negro al menos durante medio partido. Sampaoli y Zidane jugaron al ajedrez. El Madrid se protegió con Ramos en el centro de la defensa escoltado por Varane y Nacho. Tres centrales en el Pizjuán. El camaleónico Sevilla de Sampaoli también mutó de piel, pero eso no es noticia. Jugó con cuatro atrás y N'Zonzi de falso central para sacar la pelota. Fútbol total en Nervión.
En esa partida los peones N'Zonzi y Casemiro se convirtieron en los reyes de un partido en toda regla. Se pensó antes de actuar. Hasta que luego pasó lo que pasó. Y el Sevilla celebró la revolución.
Intensidad hubo en las gradas cada vez que Ramos tocaba la pelota con el brazalete del Real Madrid. Intensidad hubo también en el césped. Ni un respiro. Fútbol diferente al del jueves, pero en mayúsculas. La mejor ocasión hasta el descanso la tuvo Cristiano a pase de Benzema.
Los que defendieron brillaron más que los que atacaron. Modric dejó un regate de salón, pero la alfombra la limpió Casemiro, que jugó con una escoba. Como N'Zonzi, que sería el señor de cualquier casa del mundo. El partido se fue a cero al descanso. Tablas puras y duras.
Y la noche saltó por los aires
La llama siguió viva tras el descanso. En Sevilla se ama el fútbol y se nota. Pero la noche comenzó a descontrolarse. Y ya saben. Hubo más errores y se avecinaba lo que iba a ocurrir. Escudero dudó y Carvajal apareció como un puñal, como en Trondheim. Piso área y Rico le barrió dentro del área. Cristiano no falló desde un punto de penalti pisoteado por Vitolo para provocar el fallo. 0-1 y golpe a LaLiga, ¿no?. Pues, no.
Se esperaba un error que pudiese ser determinante, pero no el desenlance de la película que esta vez no fue la del Madrid. El líder se parapetó atrás. Se acercó demasiado a su portero y fue una invitación al heroico ataque del tremendo Sevilla de Sampaoli. Como si no hubiese un mañana, con el futuro que tiene este equipo.
El Sevilla fue a la guerra y la ganó. Sin pizarra que valga, con la verde por delante. Y a por el Madrid, rival contra al que la mayoría le tiemblan las piernas. Se jugó con el corazón. Y así fue Ramos a despejar una falta de Sarabia en el minuto 85. Y se metió la pelota en su portería. Gol del Sevilla, gol de Sergio Ramos. El fútbol tiene estas cosas. Ya saben.
El Sevilla no frenó. Daba igual que estuviese al otro lado el poderoso enemigo capitaneado por Ramos. Lo quiso todo y se quedó con todo. Derrotó al invencible Real Madrid. Jovetic chutó y Keylor, mal colocado, se tragó el definitivo 2-1. En el minuto 92. En el tiempo de Ramos, que salió perdiendo del Pizjuán.
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